Pese a que el pesado del debate en España está girando rodeando de cómo el Consejo de Ministros ha consentido y enviado al Congreso la reducción de la excursión gremial, que propone desmontar el número de horas por semana de 40 a 37,5 horas sin que se vea afectado el salario, otra propuesta que ha hecho menos ruido pero resulta aún más imprescindible ha quedado en segundo plano: el derecho irrenunciable a la desconexión digital y sus cambios respecto a lo que se ofrecía hasta el momento.
Si acertadamente parece inductivo que acercarse tímidamente a ese objetivo de la semana de cuatro días acapare toda la atención, una propuesta apadrinada por Yolanda Díaz y el Tarea de Trabajo que aún tiene que hallarse aprobada en el Congreso, el derecho irrenunciable a la desconexión digital afecta directamente a otra sinceridad que, pese a estar contemplada desde 2018, no estaba funcionando como debería.
Entre la semana de cuatro días y la desconexión digital
Hasta la nueva propuesta el Estatuto de los Trabajadores sólo recogía la desconexión digital como una orientación, pero no había protocolos y sanciones claras sobre su cumplimiento, quedando en manos de los trabajadores el conmover a acuerdos colectivos que lo materializasen en almohadilla a sus deyección. El resultado era que según datos de los sindicatos, sólo 26 convenios reconocían esa posibilidad.
Tras sumarse además la protección a la intimidad prohibiendo la geolocalización y videovigilancia fuera del horario gremial, la sinceridad es que el 80% de los trabajadores recibe comunicaciones laborales fuera de su excursión, en su mayoría a través de WhatsApp, pero además a través de llamadas de teléfono y correos personales. Con el objetivo de asegurar la prevención de riesgos laborales y evitar la trabajo informática, próximo a enfermedades como la tecnofobia, tecnoadicción o tecnoansiedad, el cambio en la forma de encauzar esa desconexión a nivel procesal lleva la idea un paso más allá.
La propuesta plantea que la desconexión digital pase a ser un derecho irrenunciable. Es asegurar, que no dependerá de pactos entre empleador y empleado, y siquiera requerirá de negociaciones colectivas para su aprobación. De hecho, dependerá de esas mismas empresas que no se solicite realizar trabajos fuera del horario pactado y asegurar que el trabajador no se encuentre localizable, impidéndose que no se limite o evite ese derecho mediante acuerdos adicionales.
Por otra parte de despabilarse la exterminio de cualquier tipo de represalias por no atender llamadas o mensajes fuera del horario gremial, se endurecen las normas y sanciones para las empresas que inclumplan la reglamento con multas de hasta 10.000 euros por trabajador afectado en almohadilla a la capacidad económica y tamaño de la empresa. Toda petición de contestar fuera del horario gremial pasará a computarse como horas extra
Por qué no tomar mensajes y llamadas es tan importante
Aunque la propuesta que según el Gobierno beneficiará a 12 millones de trabajadores ha llegado ya al Congreso, su aprobación está irresoluto de los próximos debates y votaciones, por lo que la posibilidad de ver cómo se reduce la excursión gremial y se aprueba el derecho irrenunciable a la desconexión digital sigue en el viento. En cualquier caso, de aprobarse finalmente la reforma, las empresas tendrán hasta el 31 de diciembre para adaptarse a los cambios.
Sin retención, para muchos trabajadores y empresas, especialmente entre aquellos que teletrabajan o cuentan con horarios menos convencionales como los de la hostelería o la agricultura, la duda sobre hasta qué punto puede ser viable o filántropo un cambio en las políticas de excursión gremial y desconexión digital sigue en el viento.
La esencia, en cualquier caso, está en lo que recomiendan las autoridades y los expertos en materia de salubridad física y mental. De la misma forma que se nos ha dicho que el sedentarismo de oficina es perjudicial durante primaveras, esa máxima se alarga además a lo que hacemos fuera del trabajo.
Esa desconexión digital resulta imprescindible no sólo para evitar el estrés y el agotamiento fomentando la delicia del individuo y evitando posibles riesgos laborales, sino además mejorando la productividad que trae consigo no combatir con esos problemas.
Medidas que garanticen esta estabilidad y tranquilidad favorecen adicionalmente un último absentismo gremial y ayudan a retener el talento en las empresas, con empleados que se sienten más cómodos y se mantienen más tranquilos frente a posibles problemas como el acoso. Con multas que pueden alcanzar hasta los 225.000 euros si terminan relacionadas con enfermedades mentales causadas por la partida de desconexión digital, parece evidente que unos y otros van a tener que adaptarse al cambio si sale delante.
Imagen | Cazaroo en Midjourney
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