Cuenta la lema que los dioses se pelearon con los demonios durante 12 primaveras por un cántaro de un néctar singular y que, como consecuencia, cuatro gotas de la vasija cayeron sobre cuatro lugares de la India. Es en ellos donde, tras un periodo similar, el gobierno indio construye la anciano ciudad efímera de la Tierra. Una inmensa metrópoli improvisada que, al punto que unas semanas a posteriori, desaparece por completo.
Congregando a 400 millones de personas durante su zaguero festival, Kumbhamela es la congregación más ancho del planeta y, como tal, incluso un combate logístico y tecnológico sin precedentes cada vez que se construye. Un desafío inmenso en el que arrostrar electricidad, agua, saneamiento y vigilancia a una inmensa extensión de demarcación donde, al punto que unas semanas ayer, sólo había agua.
El origen del Kumbhamela de la India
La ciudad de Prayagraj es un ocupación singular para la India. Es allí donde confluyen tres grandes ríos, dos físicos y uno espiritual. Para una civilización en la que el agua es una dios más, la confluencia del Ganges y el Yamuna es un emplazamiento icónico.
Cuando Júpiter, el Sol y la Retrato se alinean cada 12 primaveras, el hinduismo suma adicionalmente un tercer río espiritual conocido como Sarasvati. Cuando las inundaciones de la fase monzónica desparecen, ese punto se convierte en una inmensa planicie de 4.000 hectáreas que se convierte en ocupación noble.
Heredado de una costumbre en la que los indios celebraban el cambio de fase para remojar sus semillas en el río, el Kumbhamela celebra el mitu hindú del trillado del océano de nata. La historia relata que, en tiempos de dioses y demonios, los dos se unieron bajo una misma causa, la de crear un néctar de la inmortalidad conocido como amrita.
Lamentablemente tras crearlo los demonios decidieron robarlo, lo que derivó en una persecución y posterior enfrentamiento que duró 12 días y 12 noches divinas, o lo que es lo mismo, 12 primaveras humanos. Durante la batalla, cuatro gotas del cántaro de amrita cayeron en cuatro lugares distintos, Hardwar, Ujjain, Nasik y la citada ciudad de Prayagraj. Cada una de ellas corresponde a una línea astrológica distinta.
Lo que ayer era una peregrinación comedida, con la presentación del ferrocarril inglés en la época colonial se convirtió en un evento inconmensurable, así que para cuando llega ese momento, el Gobierno de la India se planta frente a el combate de conseguir que 400 millones de personas se congreguen de forma pacífica, ordenada y salutífero en lo que, a grandes rasgos, es un inmenso barrizal a orillas del Ganges.
Un desafío logístico y tecnológico inédito
El resultado es la ciudad de Kumbhamela, una ciudad con plazo de caducidad que se extiende a lo dispendioso y pancho del equivalente a 7.500 campos de fútbol en los que se reparten más de 200.000 tiendas, 30 puentes, 400 kilómetros de carreteras y más de 1.200 kilómetros de tuberías con agua potable. Todo eso frente a el combate de, por cuestiones obvias y de sanidad pública, hacer que durante 45 días se convierta en la ciudad más limpia y segura de la India. No es poca cosa.
De la mano de 150.000 urinarios químicos y 15.000 operarios encargados de permanecer la desenvoltura, el objetivo pasa por hacer de ese ocupación noble una metrópoli con la anciano capacidad y saneamiento posible. Especialmente porque, en almohadilla a ese mismo control, se cimiento incluso la facilidad de la que dispondrán luego para desarmarla y desterrar en tiempo récord.
Para avalar la seguridad, el festival desplegó cerca de 3.000 cámaras de seguridad que, valiéndose de la inteligencia fabricado, deben ayudar frente a posibles casos de incidentes y monitorizar posibles cuellos de botella y aglomeraciones.
Lamentablemente, puntual allí donde había menos control, en el punto de entrada al río Ganges donde los fieles se congregan para bañarse y limpiar sus culpas, recientemente sucedió la tragedia. Ni siquiera los 20 drones de vigilancia aérea, o los drones submarinos que monitorizan los riesgos interiormente del río, fueron capaces de frenar una fatídica avalancha entre la muchedumbre.
Pese al incidente, el combate logístico y tecnológico de la ciudad efímera de Kumbhamela se ha convertido en objeto de estudio para equipos analíticos con la intención de unir las últimas tecnologías, desde la monitorización de la visión de los drones hasta las pulseras para peregrinos que permitían geolocalizar a familias separadas. Esta ciudad efímera de la India es, de allí, uno de los mejores ejemplos de hasta qué punto la tradición más clásica puede coexistir y apoyarse en las últimas revoluciones tecnológicas.
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