Quizá no era la ojeada de Batman más recomendable para un chaval, pero yo con 8 primaveras me zampé Batman: The Cult, y aunque en su momento no entendía la profundidad de la historia, me fascinó porque me parecía un tebeo de Batman raro, peculiar, extraño. Y proporcionado acertadamente ha ido la cosa, que no estoy ingresado en Arkham ni correteando por los tejados vestido de mínimo raro. Con el paso del tiempo, esa mezcla de irregularidad y oscuridad que me atrapó entonces ha resultado ser mucho más valiosa de lo que parecía. Y hoy, tras leerlo con fanales más maduros, opino que The Cult es una de las aventuras más potentes y perturbadoras que ha vivido el Distinguido Sombreado, aunque desgraciadamente haya sido eclipsada por las obras inmortales de Frank Miller y Alan Moore que todavía salieron por esa época.


La Oscuridad en Gotham y el mundo positivo de los 80
Batman: The Cult (Batman: La Secta en la ultima tiraje de ECC en España) fue publicado en 1988, una época turbulenta para la sociedad occidental, especialmente en Estados Unidos. Pero bueno, ¿cuándo no? Aquellos primaveras estuvieron muy condicionados por la expansión mediática y el pánico social en torno a grupos religiosos que no encontraban su espacio en el sistema. Organizaciones como The Unification Church, Heaven’s Gate, The Peoples Temple, tristemente célebre por el suicidio masivo en Jonestown, e incluso los Davinianos de David Koresh, captaron la atención del manifiesto por sus métodos de manipulación y control mental.
Estos grupos, más allá del carisma de sus líderes, recurrían en muchas ocasiones a sustancias psicoactivas para crear estados alterados de conciencia, simplificar el control de la voluntad y anular la voluntad de sus seguidores. Este aberración de la manipulación psicológica y química aterrorizaba a la sociedad y se filtraba a la civilización popular, convirtiéndose en un reflexivo inquietante del temor colectivo. Batman: The Cult conecta directamente con esta existencia, ofreciendo una historia que va más allá del característico enfrentamiento de superhéroes y villanos para convertirse en una profunda consejo sobre la fe ciega, la pérdida de la identidad y la fragilidad humana frente a la manipulación.


Una novelística siniestra que conecta con la existencia
En esta miniserie de cuatro números, escrita por Jim Starlin, conocido por crear al icónico infame Thanos en Marvel y por su guion en Una Homicidio en la Comunidad, y con el arte del adiestrado Bernie Wrightson, se presenta a un Batman abandonado y roto. El enemigo, el Diácono Joseph Blackfire, es la carnación del líder sectario carismático y manipulador que utiliza una mezcla de promesas de redención y violencia para controlar a una secta formada por la población más marginada de Gotham: los sin techo.
Este aberración de la manipulación psicológica y química aterrorizaba a la sociedad y se filtraba a la civilización popular
Batman cae en sus redes tras ser capturado y sometido a torturas físicas, privación y un persistente lavado de cerebro. Adicionalmente, Blackfire emplea sustancias psicotrópicas para romper su resistor mental, una representación simbólica y realista del uso de drogas en los cultos de la vida positivo. La historia retrata a un Batman que dejaba de ser el héroe imparable de Gotham para convertirse en una víctima de la manipulación psicológica. No os hacéis una idea del impacto que tuvo en mí ver a Batman tan machacado como aparece en este cómic. De verdad, está hecho papilla.
Este enfoque es crucial porque invita al leyente a cuestionar la invencibilidad del héroe y a entender que incluso las mentes más fuertes pueden ser fracturadas por las circunstancias y el entorno. Así, The Cult no solo es una aventura de batalla sino un comentario social que dialoga con las inquietudes culturales de finales de los 80, cuando la sociedad comenzaba a entender el peligro positivo de la manipulación mental a gran escalera.


Arte ojival de un adiestrado como reflexivo del caos
Bernie Wrightson, co-creador de La Cosa del Pantano y conocido por su ingenio en el horror ojival, imprime en Batman: The Cult una entorno opresiva y oscura que es casi un personaje más adentro de la historia. Su estilo, que mezcla realismo y detalles morbosos, logra transmitir la decadencia física y honesto de Gotham, así como el caos psicológico que sufre Batman.
Cada viñeta parece un descenso al báratro personal del héroe, donde la luz y la sombra se mezclan con colores caleidoscópicos que juegan un papel fundamental para destacar la descomposición de la mente de Batman y la ciudad que se desangra bajo el control de la secta de Blackfire. Wrightson no solo ilustra la batalla, sino que cuenta la historia a través del color y la composición interna de las viñetas en un toda una enseñanza de novelística visual, utilizando paletas que van desde tonos neutros y apagados en escenas cotidianas hasta rojos intensos y psicodélicos para los momentos en que el protagonista está bajo los enseres de las drogas. Este tebeo debería enseñarse obligatoriamente en las escuelas de cómics.


Sí, el conocido meme ya tenía respuesta hace casi 30 primaveras
Sustancias psicoactivas y líderes carismáticos
Un hábitat central que distingue The Cult es cómo las sustancias psicoactivas se convierten en un aparato de control mental adentro de la novelística. Pocos cómics de superhéroes hasta le época se habían contiguo así a una existencia que parece unir con un hilo invisible de los experimentos originados por el Plan MK-Extremista en los primaveras 50 y, que evolucionó y se transformó luego en los Plan Bluebird y Plan Artichoke hasta los primaveras 70, el exageración clínico de fármacos derivados de los opiáceos y la coetáneo avalancha de consumo de fentanilo.
La luz y la sombra se mezclan con colores caleidoscópicos que juegan un papel fundamental para destacar la descomposición de la mente de Batman
En paralelo con las sectas reales de la época que abusaban de drogas para debilitar la autonomía de sus miembros, el cómic muestra cómo Batman es sometido a una constante exposición a estas sustancias, que alteran su percepción, nublan su causa y lo acercan a una pérdida total del control de su identidad. Merece la pena señalar todavía la acostumbrada postura ideológica de Batman, DC Comics y Warner sobre la contracultura y todo movimiento cultural que rime con hippie. Esta parte del argumento es inquietante porque refleja la existencia de muchos grupos radicales y sectas, donde la dependencia no es solo física sino mental y emocional. La obra, entonces, se convierte en una figura sobre el peligro de la sumisión voluntaria y la flaca vírgula que separa la fe legítima de la coerción y el lavado de cerebro.


Por otro banda, la figura de Deacon Blackfire en Batman: The Cult ejemplifica de forma poderosa cómo personalidades megalómanas, dotadas de un carisma extraordinario y una tiento innata para manipular, pueden erigirse en líderes de grupos compuestos por individuos en situaciones de vulnerabilidad extrema. Blackfire no solo atrae a seguidores perdidos y marginados, sino que todavía explota sus miedos y carencias para consolidar un control total sobre ellos, mostrando cómo un liderazgo ambiguo se sustenta en la capacidad para apoderarse de la mente y voluntad ajenas. Esta dinámica refleja un aberración social mucho más amplio: la forma en que individuos carismáticos y autoritarios pueden variar su influencia en un culto al líder, logrando una obediencia casi incondicional a través del miedo, la esperanza y la manipulación psicológica.
Este patrón no es exclusivo de la ficción, sino que tiene raíces en casos reales que van desde las sectas y movimientos religiosos extremistas, como los liderados por Charles Manson o Shoko Asahara, hasta regímenes políticos totalitarios, donde la figura del líder se convierte en el eje central de un sistema de poder que apela a la dependencia y la sumisión de sus seguidores. La vulnerabilidad humana, ya sea por crisis personales, sociales o económicas, actúa como circunscripción fértil para que estas figuras carismáticas impongan sus visiones absolutistas y despiadadas, demostrando que el aberración del culto al líder, en sus diversas manifestaciones, es una constante inquietante que pocas veces se ha trasladado con tanto tino como en esta aventura de Batman.


Portadas originales de Batman: The Cult
Representante de Batman: The Cult
A pesar de su calidad y audacia novelística, Batman: The Cult nunca alcanzó la auge ni la repercusión de obras como El Distinguido Sombreado de Frank Miller o La Broma Asesina de Alan Moore. Estas dos últimas redefinieron al personaje y por eso acapararon la atención popular. No es para menos. Sin retención, The Cult posee un valía incalculable por su enfoque distinta y menos conocida al mito de Batman, haciendo que tal vez esta historia pueda establecerse un meritorio tercer puesto entre las mejores obras protagonizada por el personaje hasta la plazo de los 90.
The Cult es una recomendación tan ineludible como extraña actualmente para un personaje tan mediatizado como Batman
Esta historia no solo nos presenta al héroe enfrentándose a un enemigo foráneo, sino todavía a la fragilidad interna, a la posibilidad de la derrota psicológica, un concepto que pocos cómics habían explorado con tanta profundidad y crudeza hasta entonces. Claro, es evidente que el cómic se beneficia del precedente establecido por Miller con Daredevil en Born Again. Pero es que a finales de los 80 todos los cómics de superhéroes se miraban en Frank Miller, incluso Las Tortugas Ninja.
En el contexto social de los 80, traumatizado por la violencia urbana, la desigualdad social, el miedo a los cultos y el uso de drogas como útil de control, da a la obra un nivel adicional de realismo y relevancia que la convierte en una ojeada indispensable para cualquier diletante del personaje de 8 primaveras. The Cult es una recomendación tan ineludible como extraña actualmente para un personaje tan mediatizado como Batman. Créeme, nunca pasa de moda. De propina: en este cómic sale uno de los Batmóvil más chulos de la historia.
En 3DJuegos | No habría Batman sin The Shadow, pero este mítico personaje ha tenido la mala suerte de que el manifiesto no lo sepa
En 3DJuegos | Ha habido muchos hombres diferentes bajo la máscara de Batman, pero nadie me ha caído tan acertadamente como Terry McGinnis
En 3DJuegos | El mejor equipo de héroes en el que ha estado Batman no es la Confederación de la Jurisprudencia, son los Outsiders