De rendir tributo a Star Trek a ser una crítica mordaz de los MMO sacacuartos, el mejor episodio de Black Mirror acaba de abrir secuela y me ha gustado

Tras ver USS Callister: Into Infinity no dejo de pensar en lo maravilloso que habría sido poder ver todo esto narrado a través de una miniserie de varios episodios. No os equivoquéis, no estoy criticando este capitulo, pero sí que me ha dejado con la misma sensación que tuve hace cerca de ocho primaveras cuando llegó USS Callister, a secas, el episodio innovador al que esta nueva hora y media de metraje adicional de Black Mirror examen ahora darle continuidad. Lo hace suficiente perfectamente, ofreciendo un cerrojo más que satisfactorio para la historia y sacando tiempo para colar una crítica mordaz a la monetización de algunos juegos como servicio actuales.

Explorando el consentimiento digital en la era de la IA

Como recordaréis, USS Callister buscó poner de relieve con un ejemplo suficiente boceto el consentimiento en plena era digital. Lo hizo presentando una historia donde Robert Daly (Jesse Plemons), un desarrollador de videojuegos resentido con una doble cara inquietante, clonaba en «cuerpo y alma» a sus compañeros de trabajo en un simulador de entusiasmo y batallas espaciales claramente inspirado por Star Trek (The Innovador Series para ser más precisos, aquí llamamiento Space Fleet) para posteriormente maltratarlos mientras cumplía algunas de sus fantasías como fan. Todo esto se recupera en su secuela, aportando más contexto al universo existente donde transcurre el drama, y haciendo alguna que otra revelación impactante.

Por supuesto no voy a entrar en los detalles, este post pretende subsistir libertado de spoilers, pero sí creo que este nuevo capítulo ayuda a entender mejor el primero y lo realza tratando temas que ahora están aún más de ahora con el cacareado uso de herramientas de inteligencia químico para poder usar la imagen y voz de artistas fallecidos, o los casos de montajes de falsos desnudos en las escuelas de los que ya se han despierto en España. USS Callister: Into Infinity lleva al extremo toda esta problemática volviéndonos a invitar a pasarse un tablado aterrador en el que, encima, encima de todo lo que ya sabíamos, se palabra de esclavitud. Todo muy perfectamente narrado, muy perfectamente escrito, y, sobre todo, asimismo perfectamente interpretado.

Olvídate de ver un Ready Player One: esto va a piñón

Sin bloqueo, no puedo olvidar que USS Callister tuvo un final oportuno, una rara avis en estos episodios autoconclusivos (indemne este) de Black Mirror, donde, os vamos a refrescar la memoria, el familia de clones creado por Robert Daly, con la decidida Nanette Cole (Cristin Milioti) como capitana, se escapaban de su servidor privado, matándolo por el camino, y llegaban al MMO donde juegan millones de personas. Con este cerrojo, se nos daba a intuir que ellos iban a estar una gran aventura en la que iban hacer frente a otros jugadores, y de esto tenemos mucho, pero no tanto de la forma que me hubiera gustado tener por un motivo obvio: su poco metraje.

Black Mirror
Black Mirror

En extensión de investigar en grandes misiones donde puedan derrotar a jefazos a lo Destiny 2, por acordarme el compañero Mario Gómez, ni de estar eventos muy de crossover que evocase la estupenda Ready Player One, Black Mirror desafío por dar un brinco de año y medio respecto al episodio precedente y ponernos sobre la pista de una tripulación desesperada para conseguir unos pocos créditos con los que poder seguir viajando por su mundo y mantenerse con vida. Y es que según cuentan, James Walton (Jimmi Simpson), ha hecho del MMO un pay-to-win con una monetización tan extrema que una tripulación conectada las 24 horas y los siete días de la semana no son capaces de cubrir sus evacuación más básicas. Para hacerlo roban a otros jugadores, creando un problema en el mundo existente.

Por poner un ejemplo, el videojuego cobra hasta por saltar al hiperespacio. Todo esto no deja de ser una crítica a la industria y el desembolso que a veces obligan a hacer para poder tener una experiencia de muestrario mínimamente disfrutable. Y lo hace  perfectamente la verdad, pero me hubiera gustado ver más referencias que un armas propia de favor desbloqueado una skin en un battle-royale, o que uno de los clones parecía que acabase de asomar partida en un survival open-world.

Black Mirror
Black Mirror

Pero entiendo que esto es Black Mirror, y como tal lo importante es el mensaje que se deja al espectador y no tanto inquirir entretenernos. Y como episodio de esta muy premiada selección de ciencia ficción, lo hace de 10. La pregunta es si esto quedará aquí o habrá continuación. Por el final que nos entregan no sabría qué camino podrían escoger sus guionistas, que han público estar abiertos a regresar al universo de USS Callister siempre y cuando den con un buen guion: «No lo descartaría, pero no diría que tenemos un plan definido», afirman.

Por ir resumiendo, USS Callister: Into Infinity me ha parecido un cerrojo suficiente satisfactorio y una interesante crítica de la monetización en algunos videojuegos que retoma perfectamente la premisa del episodio de Black Mirror innovador y lo complementa con algún que otro molinete en la trama. Todo con una gran relación técnica y con un fenómeno índice de actores en el que esta vez me ha llamado más la atención Jimmi Simpson en el rol de multimillonario excéntrico a lo Elon Musk, si perfectamente no puedo dejar de elogiar a Cristin Milioti (El Pingüino) y cómo dar a a cada uno de sus dos personajes los principios distintivitos que requieren la narración.

En 3DJuegos | En España asimismo tuvimos nuestro propio postapocalipsis al estilo The Last of Us con Hombre, un cómic precoz a su tiempo

En 3DJuegos | Uno de los peores capítulos de Star Trek resultó ser tan disparatado que cada año miles de fans se unen en Internet para celebrarlo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio