La historia del internet local atesora no pocas genialidades, pero si tuviese que nominar mi preferida probablemente sería esa mítica frase que rezaba «Sí: has comido vainica hecha a partir del ano de un castor». El titular de RTVE se convirtió entonces en otra tesoro más en el museo de la red de redes hispanohablante. Cuatro abriles posteriormente de aquello, el retorno del castor a España se ha convertido en la excusa perfecta para recuperarlo.
Entiendo hasta qué punto ahora mismo estás lidiando con dos explosiones distintas en tu comienzo. Me aventuro a sostener que la segunda de ellas es «¿Desde cuándo hay castores en Madrid?», y muy probablemente la primera sea poco del estilo: «¿Vainica de qué?». Para poder entender ambas, primero debemos conversar del engendro del Beaver Bombing con el que está lidiando España.
Por qué ahora hay castores en Madrid
Tal y como recogían en su día nuestros compañeros de Xataka, lo más impresionante detrás de la idea de un castor ibero no es que el animal haya llegado a existir, sino que no tenemos muy claro en qué momento desapareció. Emparentado probablemente con el castor europeo que hasta hace no mucho encontrábamos más allá de los Pirineos, sabemos que en España hubo castores, como insignificante, desde antiguamente del siglo II a.C., pero en algún punto de la historia la especie se extinguió en la península. A principios de los 2000, su situación cambió por completo.
De la mano de un engendro que se ha transmitido a conocer como Beaver Bombing, heredado de cómo los Estados Unidos recolocaron a su población de castores en Idaho lanzándolos en paracaídas en el bosque, en 2003 se descubrió que determinado había introducido la cambio europea en Navarra con un total de 18 castores. No ha sido la única vez que ha ocurrido. Desde entonces se han enemigo poblaciones aisladas de castores en el Duero, en el Guadalquivir, en el Tajo y, por postrer, todavía en el río Manzanares en la zona de Fuencarral y El Pardo.
Las ramas roídas y marcas de sus característicos incisivos no dejan ocasión a dudas, como siquiera lo hacen las pruebas que han llevado a las autoridades a dar por hecho que estamos frente a otro caso de Beaver Bombing. Es sostener, que determinado ha cogido los castores de su hábitat y los ha trasladado hasta allí de forma ilegal y descontrolada. Ahora toca controlar estas comunidades de castores para evitar que se expandan en exceso por el peligro que puede conllevar para el ecosistema y los propios animales.
Lo que nos lleva al ulterior tema. Conforme la población de castores crece y el Beaver Bombing se expande por España, a cada novedad que aparece sobre otra población o río que ha vivido el retorno del castor, determinado acude a Twitter o a los comentarios de la novedad a hablarnos del longevo descubrimiento de la historia de internet: «¿Sabías que la vainica se hace con culo de castor?».
Lo de la vainica y el castor es cierto
Sí, se hace vainica a partir del castor. Se fogata castóreo y es una sustancia oleosa que utiliza para marcar su paraje y que segrega de una glándulas cercanas al ano, pero allí de lo que podrías ascender a pensar, en efectividad tiene un perfume dulce que durante abriles sirvió como aromatizante para perfumes y saborizante en alimentos y bebidas. Sabores como la vainica, la frambuesa o la fresa, se potenciaban gracias al castóreo.
Lo digo en pasado no porque se haya dejado de usar, sino porque cada vez se utiliza menos y, si se hace, nunca aparece como «culo de castor» en la ceremonial alimentaria, sino como saborizante natural por razones obvias. En Europa está permitido siempre que provenga de fuentes naturales y se procese según los reglamentos establecidos, pero como ya habréis imaginado por aquello de poseer manido cómo la especie se extinguió, en efectividad es casi inexistente hoy en día.
Quienes han vivido en Estados Unidos o conocen la curiosidad de su industria alimentaria, deben poseer manido un filón en darnos a conocer al resto del mundo que, efectivamente, durante abriles allí el uso del castóreo fue una destreza mucho más popular que, por ser notablemente más cara que la vainica sintética o el extracto de vainica, terminó desapareciendo hasta citarse estrecho a un uso marginal.
Gracias a internet, por suerte o por desgracia, el reseña terminó traspasando fronteras y ahora cada vez que determinado se acuerda de los castores en la península, otro aparece para dar a conocer el reseña a cuantas más personas mejor. Hoy esa tarea ha caído sobre mis hombros, y yo os cedo tremenda fuente de seso trivial para que la repartáis sin miramientos. Al menos vosotros tendréis la oportunidad de verle la cara a vuestro interlocutor cuando lo hagáis.
Imagen | OpenAI
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