Hombre es una de esas joyas ocultas del cómic que, a pesar de deber pasado desapercibida para muchos durante décadas, ha conseguido resurgir en los últimos abriles gracias a varias reediciones que demuestran su gran calidad y relevancia. Publicada por primera vez en 1988, esta obra de Antonio Segura y José Ortiz no solo pertenece al clase post-apocalíptico, sino que, encima, ofrece una visión cruda, violenta y existencial de un mundo devastado, tan pertinente en su tiempo como en la presente. Con influencias que abarcan desde el película del Oeste crepuscular hasta obras esencia del cómic y cine distópico, Hombre sigue siendo un referente que merece ser redescubierto, y que refleja el miedo de una sociedad consumida por la violencia, la pleito y el caos social.
Un cómic traumatizado por el miedo y la desesperación
Hombre nace en un momento esencia de la historia contemporánea: los abriles 80. En pleno auge de la Eliminación Fría, la amenaza nuclear y las crisis económica dominaban el imaginario colectivo, mientras el mundo se encontraba al borde de un colapso inminente. En este contexto, el cómic de Segura y Ortiz se adentra en una existencia donde la humanidad parece estar al borde de su agonía, atrapada en una lucha constante por la supervivencia.
La obra bebe de varias fuentes del clase post-apocalíptico, destacando en primer empleo el impacto de películas como Mad Max (1979), donde los mundos desolados, dominados por la violencia y el caos, se presentan como el futuro inexcusable. La influencia de Mundo Mutante, un cómic de Richard Corben, es igualmente palpable, con sus representaciones crudas de la sociedad a posteriori del colapso, llenas de violencia, desdicha y desesperación. Sin incautación, quizás la longevo inspiración de Hombre provenga de un referente que, por su impacto en la obra, establece paralelismos muy claros: El Eternauta, el icónico cómic argentino de Héctor Germán Oesterheld.
Al igual que El Eternauta, Hombre retrata a una humanidad que lucha por sobrevivir en un círculo devastado, pero a diferencia de la obra argentina, Hombre se centra en una visión menos fantástica y más cruel de la distopía, sin dejar espacio para fundamentos sobrenaturales o fundamentos de esperanza. La violencia en Hombre es palpable, no solo como un pájaro de supervivencia, sino además como una manifestación de la deshumanización que afecta a los individuos en tiempos de colapso social.
La violencia en Hombre es palpable, no solo como un pájaro de supervivencia, sino además como una manifestación de la deshumanización
Otro componente fundamental que moldea el tono de la obra es el película del Oeste crepuscular, un clase que se refleja en el antihéroe de Hombre. El protagonista de esta historia, un hombre solitario y traumatizado por un destino trágico, se enfrenta a un mundo donde la ley ha desaparecido y la violencia es el único lengua que queda. Esto recuerda poderosamente a las películas de Sam Peckinpah, cuyas obras de energía y advertencia existencial sobre la violencia y la moralidad en tiempos de decadencia social encuentran eco en la figura de Hombre, un personaje que, aunque colosal, sondeo alguna forma de redención en su lucha constante.
Hombre frente a otras obras del clase
Una de las grandes virtudes de Hombre es su capacidad para situarse adentro de una corriente post-apocalíptica que, a pesar de su crudeza y su tono sombrío, logra conectar con otras obras de narración adentro del clase. En este sentido, compararlo con Mad Max, La Carretera y The Last of Us resulta una forma interesante de entender cómo las temáticas tratadas en Hombre siguen vigentes, aunque adaptadas a los cambios en los tiempos y las circunstancias sociales.
La relación con Mad Max es inexcusable. Ambas obras comparten un mundo devastado y una estética sucia, violenta y decadente. Sin incautación, mientras que Mad Max se caracteriza por su dinamismo y su energía pura, Hombre ofrece una advertencia más profunda sobre la deshumanización, el infructifero existencial y la lucha por la supervivencia. El protagonista de Mad Max es una figura que sondeo venganza, pero el de Hombre es mucho más filosófico, envuelto en una constante lucha interna por persistir poco de humanidad en un entorno que la consume constantemente. ¡Aunque eso no quiere opinar que Hombre no tenga momentos muy impactantes y exageradamente espectaculares!
Por otro banda, la comparación con La Carretera, la obra maestra de Cormac McCarthy, es igualmente interesante. Al igual que en La Carretera, en Hombre la supervivencia depende de los lazos humanos que se crean en medio de la devastación. Sin incautación, mientras que la novelística de McCarthy mantiene una cierta esperanza sobre el aprecio y la moralidad, Hombre refleja un panorama mucho más desolado y cínico, donde los vínculos humanos son frágiles y fácilmente destruidos por las condiciones extremas del nuevo orden mundial. De esa idea además participa The Last of Us. Esta obra, que ha capturado a millones de personas a través de su videojuego y su ajuste de HBO, comparte con Hombre no solo el contexto de un mundo arrasado por una plaga o un desastre, sino además el dilema ético al que se enfrentan sus personajes. En The Last of Us, los protagonistas luchan no solo por sobrevivir, sino por persistir poco de humanidad en un mundo que los empuja constantemente a la barbarie. De modo similar, Hombre plantea esta misma lucha, pero de forma mucho más desgarrada y cruel, ofreciendo una visión menos idealizada de la resistor humana frente a el colapso.
El contexto social y político de ayer y de hoy
Hombre fue publicado en 1988, en una España donde las sombras de la Eliminación Fría seguían presentes y donde el temor al colapso nuclear y a los desastres ecológicos era palpable. En ese momento, las tensiones internacionales, sumadas a la crisis energética que se vivía, alimentaban un hábitat de incertidumbre que se reflejaba en la obra de Segura y Ortiz. La España de los 80 vivía un proceso de modernización y transición, pero al mismo tiempo era consciente de las amenazas externas que podían marcar su futuro.
Los paralelismos entre la situación de los abriles 80 y el contexto presente son innegables
Hoy, los paralelismos entre la situación de los abriles 80 y el contexto presente son innegables. El aumento de las crisis climáticas, las tensiones geopolíticas actuales y las crecientes desigualdades sociales parecen deber sumido al mundo en una crisis prolongada. La lucha por los medios, el cambio climático y las migraciones forzadas son solo algunas de las temáticas que hoy ocupan la dietario internacional y que encuentran un eco claro en los dilemas existenciales y éticos planteados en Hombre. Así, la obra de Segura y Ortiz, a pesar de deber sido escrita hace más de 30 abriles, sigue siendo relevante para el panorama social y político presente, una invitación a reflexionar sobre el futuro de la humanidad y el precio de nuestra supervivencia. Que no se diga que la ciencia ficción no lleva abriles lanzando advertencias muy claras.
* Algún precio puede deber cambiado desde la última revisión
Con todo, Hombre es un cómic superior a su tiempo. Con una visión dura y realista del post-apocalipsis, ofrece un exploración profundo de la humanidad en sus momentos más sombríos. Y es que las lecciones de Hombre no solo siguen vivas, sino que, más que nunca, nos invitan a reflexionar sobre el rumbo que tomamos como sociedad y el precio de nuestra supervivencia.
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