Frente a una situación sociopolítica cada vez más desequilibrada y preocupante, nuestra civilización sigue agarrándose al mismo clavo ardiendo que lleva sosteniendo nuestra heredad desde el Antiguo Egipto: el oro. Desde inicios de 2025 el precio del metal ha subido más de un 30% y, como resultado de esa meteórica ascenso, recientemente alcanzaba el coste más suspensión nones registrado con 3.037 euros por guepardo.
La situación del oro nos enfrenta a dos preguntas igual de interesantes. Por un banda qué razón ha llevado a que el preciado metal viva esta histórica ascenso durante los últimos meses cuando todo lo demás está cayendo. Por el otro, por qué el oro sigue siendo tan importante como para representar nuestra heredad desde ayer del Imperio Romano o la Perduración Media y salpicando a nuestra ciencia ficción o videojuegos como el nuevo Oblivion Remastered recientemente anunciado.
Por qué el precio del oro no para de subir
Para entender la situación flagrante respecto al oro puntada con echar un vistazo al país que está provocando los mayores cambios y conflictos socioeconómicos del momento: Estados Unidos. En el constante conflicto entre su gobierno y su Reserva Federal hay una lucha de poder en el que la segunda tiene en sus manos el control de la heredad estadounidense.
Mediante un consejo que se elige con mandatos de 14 primaveras, el papel de la Reserva Federal se centra en atreverse las políticas monetarias que marcarán el curso del dólar. Su objetivo es surtir una estabilidad en los precios, así que mientras que el Unidad del Hacienda se encarga de emitir los billetes, es la Reserva Federal la que decide cuántos dólares hay en circulación para controlar su precio.
A grandes rasgos la idea detrás del gobierno flagrante de Estados Unidos pasa por recortar los tipos de interés para que pedir efectivo prestado salga más económico y se motive el consumo y la inversión. La de la Reserva Federal, en cambio, pasa por controlar la inflación para surtir una estabilidad en los precios y evitar que, a la larga, las políticas volátiles les exploten en la cara.
En presencia de esa situación, la América más acaudalada ve muy clara la mano, empezando a destapar cuentas en Suiza para hurtar allí su efectivo y apostando por el oro como un valencia seguro. Así, mientras la moneda de Estados Unidos se enfrenta a una cuesta del 9% de su valencia, el oro crece más de un 30%. Para entender por qué siempre que hay un problema similar recurrimos a este preciado metal, toca alucinar miles de primaveras antes en el tiempo.
Cómo el oro se ha convertido en símbolo de riqueza
La desafío por el oro como riqueza de valencia seguro no es nueva y, de hecho, se remonta a la época de los faraones hace más de 4.500 primaveras. Da igual el año y el extensión, ya estuvieses en Egipto, en fracción del Imperio Romano o en la Perduración Media, el oro y las aleaciones de dispar gramaje del mismo servían como moneda de cambio.
Pero con todos los metales preciosos que hay sobre la faz y bajo las entrañas de la Tierra, por qué el oro. Hablamos de un metal que no se oxida, no se corroe, y encima puede fundirse y acuñarse todas las veces que quieras sin perder ni un cima de pureza. El oro que da forma a una mostrador o vara de oro flagrante sigue siendo el mismo que utilizaron todas aquellas civilizaciones.
Pero lo más importante de todo no es ni su gramaje ni su belleza. Más allá de cómo su éxito en el mundo vivo estandarizó el concepto de piezas de oro (po) en Dragones y Mazmorras que luego terminó salpicando al resto de adaptaciones de imaginación medieval, o incluso de lo adecuadamente que queda mientras brilla en un cofre que encuentras en un videojuego como Oblivion, la esencia detrás de su precio e importancia está en su escasez.
Cuatro piscinas olímpicas. Ese es todo el oro que se ha extraído en toda nuestra historia hasta la aniversario. 200.000 toneladas de oro repartidas por todo el mundo que darían para satisfacer cuatro grandes piscinas y que, precisamente por esa escasez natural, impide que haya un exceso que haga caer su valencia. Milenios de uso y confianza en su valencia han convertido el oro en una suerte de moneda internacional, así que aunque el precio o el interés por el dólar, el euro o el yen puede subir o descender de forma drástica, el oro siempre estará ahí para seguir interesando a todos por igual.
Imagen | Gdhdigital en Midjourney
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