«No sé si lo terminaré», la frase que explica por qué el retraso de GTA 6 es lo de menos en una industria entre el sunk cost y la inflación de contenidos – Grand Theft Utilitario VI

Durante los últimos meses nos hemos acostumbrado a escuchar una frase que nos resultaba impensable hace abriles. A través de amigos, pero todavía de forma ajena en streamings o podcast, la frase «no sé si lo terminaré» demuestra que el fresco retraso de GTA 6 es el último de los problemas de la industria coetáneo. De hecho, es un palo en las ruedas al que fácilmente podría terminar enfrentándose la nueva entrega de Rockstar cuando llegue en 2026.

Precedida casi siempre en esas mismas conversaciones de un «está guay, pero…», el agotamiento respecto al ritmo de la industria del videojuego coetáneo, plagado de éxitos fugaces y una cada vez decano escasez de tiempo, nos hace desamparar juegos en los que ayer habríamos invertido meses por una mera cuestión de FOMO. Siempre queremos ganar a tiempo al posterior gran éxito, y aunque lo racional sería pensar que Rockstar Games no entiende de ese tipo de problemas, es difícil adivinar hasta qué punto GTA 6 es el gozne capaz de romper ese tirabuzón.

La parálisis de la industria es todavía la de los jugadores

Hasta hace no demasiado, el catálogo de juegos se separaba entre los que no valía la pena tocar ni con un palo y los que sí debías poner más tarde o más temprano. Hoy, en cambio, la citada frase demuestra habernos sumido en una helicoidal en la que la inflación de contenidos hace que, lo que indudablemente son buenos juegos a luceros de quienes los prueban, no sean lo suficientemente atractivos como para que continuemos jugando.

Picotear de aquí y de allá, de la mano de juegos mensuales en servicios de suscripción o novedades constantes en plataformas como Game Pass, derivan en una sofocación por novedad continua en la que estar al día se vuelve más importante que disfrutar de los juegos en sí. Lo que ayer eran títulos capaces de crear escuela y remolcar grandes comunidades de forma duradera, hoy son opciones en las que profundizar o descubrir con qué giros finales nos terminan sorprendiendo están allí de ser lo habitual.

Es fácil entender por qué Rockstar se siente cómoda con el retraso de GTA 6 solo con echar un vistazo a su pasado y al panorama económico actual

Mucho se ha escrito ya sobre la paradoja de la disyuntiva, esa tendencia que nos empuja a estar menos satisfechos cuantas más opciones tengamos para nominar, provocando una parálisis frente al carril de novedades de servicios como Netflix o el propio Game Pass, donde no sabemos a qué comparecer derivando en una suerte de ansiedad o estrés frente a su apabullante catálogo.

Está la opción de pensar que, frente a toda esa variedad, nuestro pico se ha vuelto más fino. Que nos acercamos a lo que en realidad merece la pena y que por eso sólo consigue destacar lo mejor de lo mejor. Pero por muy plausible que parezca esa máxima, en ingenuidad resulta increíblemente contraproducente. Si la calidad de un videojuego se vuelve cuantificable, si es un Excel en el que marcar casillas para conseguir que los jugadores se enganchen, la probabilidad de que tengamos un futuro con cada vez menos ejemplos como el de Clair Obscur: Expedition 33 y más juegos como servicio termina siendo enorme.

Entre el FOMO y el sunk cost

En cualquier caso la conversación sobre los juegos dejados a medias está allí de ser nueva. La sorpresa sobre hasta qué punto es bajísimo el porcentaje de logros que demuestran que se ha completado el modo historia de un gozne da buena cuenta de ello. De hecho, ni siquiera un superventas como GTA V es extraño a ese problema. Asistir al final logro de su campaña, y su porcentaje de extracción en plataformas como Steam, Xbox o PlayStation, denota que sólo uno de cada cinco jugadores llega hasta el final del mismo. El resto, o se pierden por el camino saltando a otra cosa u optan por el online

Es acoplado ahí donde entra el otro elefante en la habitación. El que afecta no sólo a la industria en universal, sino todavía al propio futuro de GTA 6. Cada vez más se deje de una tendencia dominada por el sunk cost, el término que hace narración a la inversión de tiempo o hacienda que, perspicacia en retrospectiva, nos empuja a tomar decisiones que no necesariamente son racionales.

El retraso de GTA 6 tiene una consecuencia más grande de lo que pensamos y afecta a toda la industria de los videojuegos

En ese inmenso Excel que nos arrastra cerca de los juegos como servicio, el mismo que ha hecho que uno de cada cinco jugadores deje negligente el modo historia del final Grand Theft Utilitario en auxilio de un online que sigue arrojando contenidos, está una fórmula que te impide profundizar más en otras experiencias. Como ya has invertido mucho tiempo y hacienda en ese gozne, abandonarlo para probar otra cosa te hace pensar que estás perdiendo esa inversión.

El caso es que, ya sea por la inmensa cantidad de juegos a nuestra disposición, o por el hecho de habernos agarrado a una experiencia que nos da pena desamparar, cada vez es más popular que dejemos juegos a medias espetando eso de «me gusta, pero no sé si lo terminaré». Y en una industria en la que cada vez es más importante robar horas de contenido, mientras compite contra las redes sociales de tu móvil o los contenidos en streaming de tu televisión, eso evidencia un dificultoso problema que ya nos está explotando en la cara.

Imagen | Hiraoka

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