¿Por qué construyo casas vacías durante horas? La respuesta está en este maravilloso serie – PC

En un mar sin fin, una ciudad se levanta casa a casa. No hay representación, ni historia, ni habitantes. Townscaper es un serie en el que solo haces eso: construir. Pero lo extraordinario es que no necesitas carencia más. Sin pantallas de puntuación, sin objetivos, sin tiempo conclusión. Y, aun así, cuando te das cuenta, llevas una hora construyendo un morería con puentes y farolas que, por cierto, no puede ser más consumado a nivel visual.

La propuesta del desarrollador sueco Oskar Stålberg, puyazo en 2021, es tan minimalista como fascinante. A simple perspectiva parece un serie simple, pero esconde un sistema procedimental harto engorroso que genera estructuras coherentes a partir, solo, de tus clics. Cada bando que colocas se adapta a su entorno: genera arcos, escaleras, techos o balcones, siempre con una estética cálida y orgánica. Es como si el serie leyera tu mente, entendiera tu estilo y te respondiera con todo el cariño del mundo.

La satisfacción del control sin presión

Townscaper desafío por poco radicalmente opuesto a lo que estamos acostumbrados. Aquí no hay premio más allá de la satisfacción de ver poco tan atún emerger de tus simples clis. El serie no te dice si lo estás haciendo adecuadamente o mal, simplemente deja que tu criterio marque el camino y va generando ciudades con estructuras imposibles pero que encajan mejor de lo que nadie podría imaginar.

Este enfoque no solo relaja sino que todavía es, de alguna forma, salvaguardia. Townscaper es uno de esos juegos que ha decidido enmarcarse en el interior de una filosofía que muchos definen como slow gaming, una ética de serie pausada, sin estrés, que rastreo el placer en la contemplación y el proceso más que en el resultado. Su simplicidad técnica —solo necesitas el ratón, o tu dedo si juegas en móvil— contrasta con su verdadera profundidad emocional: cada atleta, al construir, proyecta parte de sí mismo en ese mundo de piedras coloridas y agua.

Townscaper puede parecer una «chorrada» o un serie simplista, pero ralmente invita a una consejo más profunda sobre la relación entre jugadores y espacios digitales. ¿Por qué sentimos ese impulso de construir plazas, torres, o jardines flotantes? ¿Para qué, si no hay nadie que lo vea ni viva en ellos? La respuesta puede estar en nuestra obligación innata de darle forma al caos, de comprobar que construimos poco y de que somos capaces de crear, aunque sea una simple ciudad digital de colorines.

Towscaper
Towscaper

Frente a un océano infructifero e inmenso, Townscaper nos permite imponer orden, geometría, color. Nos da el poder de convertir lo fortuito en poco armonioso. En un mundo que a menudo nos desborda, juegos como este nos devuelven una cierta sensación de control, aunque sea en ese espacio digital. No hay variables externas que echen a perder nuestro progreso ni decisiones que dependan de otros jugadores. Solo tú, tu ritmo, y un panel infinito.

Esa búsqueda de consistencia nos recuerda a prácticas como el zen o el mindfulness: actividades repetitivas y estéticas que calman la mente y centran nuestra atención. Muchos jugadores —yo entre ellos— afirman que usan Townscaper para desconectar a posteriori del trabajo, aliviar la ansiedad o simplemente relajarse.

¿Arte generativo o serie casual?

Uno de los grandes debates en torno a Townscaper es si puede considerarse un serie en el sentido clásico. Como decíamos al principio, no hay mecánicas que desafíen al atleta, ni objetivos que exceder. En muchos sentidos, se acerca más a una aparejo artística que a un videojuego tradicional. Y es precisamente ahí donde está su singularidad.

El motor procedural que utiliza, una combinación de algoritmos lógicos y reglas visuales, está diseñado para que cada combinación de bloques cree poco visualmente coherente. No puedes hacer una ciudad fea: incluso si te esfuerzas, el serie la transforma en poco que tiene su propio encanto —creedme, lo he intentado—. Esto convierte a Townscaper en una especie de alternador de belleza cibernética, donde el atleta actúa más como director de banda.

Townscaper
Townscaper

Esto ha llevado a que muchos artistas digitales, arquitectos e incluso diseñadores urbanos lo usen como aparejo de bocetado. Hay ejemplos de proyectos que comenzaron como maquetas en Townscaper y luego pasaron a entornos más profesionales.

En una industria que a menudo mide el valencia de un serie por su persistencia, complejidad o innovación técnica, Townscaper recuerda que todavía hay espacio para la «poesía» digital. Para juegos que no quieren ser carencia más que lo que son, juegos que no necesitan acreditar su existencia con campañas ni mecánicas competitivas.

Porque construir poco que no sirve para carencia —una catedral sobre el agua, un andén que no lleva a ningún sitio— todavía es una forma de expresión. Y en esa autodeterminación sin propósito encontramos poco valioso: la posibilidad de competir por competir.

Construir sin presión y encima en modo cozy, por qué los city builders "cuquis" están triunfando

Townscaper no compite con los grandes lanzamientos ni rastreo reinventar el medio. Pero se ha rebaño un zona en la conversación precisamente por eso: porque demuestra que un serie puede ser bello, profundo y relevante, sin obligación de ruido ni espectáculo. A veces, todo lo que necesitamos es un zona donde podamos construir en paz.

En 3DJuegos | ¿Solo tienes 15 minutos? Estos juegos te van a relajar más que una buena siesta

En 3DJuegos | Es un error muy global pero no, no todos los cozy games van de granjas o gatitos y si piensas así te estás perdiendo juegos con un mensaje muy profundo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio