Lo tenemos como una fuente inagotable de anécdotas tanto en sus propias películas como en las grabaciones de estas, pero a diferencia de otras estrellas de Hollywood, el director Quentin Tarantino está allá de ser una fuente de datos sobre su vida privada. Tal vez por eso la historia de su amigo y incluso director, Eli Roth, es lo harto peculiar como para comprender nuestra atención.
Aunque no estamos acostumbrados a verlo dando consejos financieros a superestrellas multimillonarias, el director de Pulp Fiction y Reservoir Dogs no se ha hecho de oro sólo con sus películas, sino incluso teniendo un buen ojo a la hora de mover su efectivo. Pese a que sigue estando allá de figuras como Bill Gates o Warren Buffett, Eli Roth reconocía que Tarantino le dio el mejor consejo financiero que podía tomar: «no te conviertas en el empleado de tu casa».
El consejo financiero de Quentin Tarantino
El director y actor Eli Roth reconocía recientemente que, tras el enorme éxito de Hostel, consiguió su primer gran cheque y estuvo a punto de caer en el mismo error que comenten todos los famosos de Hollywood: comprarse una mansión. Sin confiscación, el símbolo de pompa al que se agarran las élites debía esperar, así se lo había alertado Quentin Tarantino hace primaveras con un mensaje que se le grabó a fuego en la persona.
Eli Roth cuenta que Tarantino le dijo que no comprase una casa hasta que no pudiese pagarla a tocateja del estirón. Le comentaba que, pese a tener suficiente éxito para permitirte una hipoteca abultada, esa carga termina pasando suma: «no te conviertas en el empleado de tu casa. Cada valentía que tomes se centrará en, ¿puedo avalar la hipoteca con esto? ¿Puedo avalar la hipoteca? No es lo mejor para tu carrera. Todo el mundo queda atrapado por querer alcanzar cierto estilo de vida».
El director de Hostel recordaba que, tras hacer una taquilla de 80 millones de dólares y triunfar aún más en su tiraje en DVD, lo único que podía escuchar en su persona era a Tarantino diciéndole que no se convirtiese en un empleado de su casa, que él esperó incluso a luego del éxito de Pulp Fiction para dar ese paso para sustentar su facilidad creativa.
Explica que, gracias a ese consejo, pudo permitirse hacer las películas que él quería, acumular cheques, e incluso ocurrir cinco primaveras sin dirigir y salir corriendo a trabajar con Tarantino para percibir 65.000 dólares por hacer en Malditos Bastardos, poco que ni de allá se habría podido permitir si hubiese tenido que preocuparse por avalar una hipoteca: «Si me hubiese convertido en un empleado de mi casa habría tenido que aceptar algún trabajo de dirección que no quería hacer, y entonces habría perdido la oportunidad de mi vida».
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